"La ventana del hogar"

Imaginad: un pueblo de La Mancha. Cualquiera. Una casa. Pequeña. Una sala comedor-cocina. Una lumbre baja. La abuela pone una olla de barro con los garbanzos para hacer un cocido al fuego. Las paredes de piedra renegridas por el humo de la leña empleada. Y la silla. Aquella silla que acabará en el desván, pero que ha sido el mueble más elegante en aquella estancia, casi vacía. Un atardecer. Y los árboles del exterior ya están dando sus frutos. Todo quedará en la memoria de aquella niña que visitaba de Pascuas a Ramos la casa de los abuelos. Eran días de vacaciones. De fiestas populares. De historias narradas al calor de aquella lumbre, que en su día fue la única luz que alumbraba la vivienda. Sirva de homenaje a tantos y tantos abuelos y abuelas que nos hicieron inolvidables los días pasados mirando "La ventana del hogar".